lunes, julio 11

Solo

Arde el cielo en tus manos, quemas tan despacio mis sentimientos,

Que no distingo si estoy muriendo o estoy volviendo a nacer

en esta mezcla de placer y de dolor si sé que no te tengo.


Me das tu cuerpo y tu pasión

pero jamás tendré tu corazón porque tu vida ya tiene dueña.


Aunque seas tan lejano, no puedo dejarte,

si yo te amo... prefiero esto a no tener nada.


De no dejar de preguntar qué voy hacer cuando no estas,

y disfrutar esto que siento ahora.


Emborracharme de tu piel en este frio cuarto de un hotel,

donde eres mío por una hora.

Pero te vas de aquí, y yo me quedo así,

sangrando mi espíritu en un papel, bebiendo el vino de la soledad.


Sabrá mi tiempo de transcurrir pero de olvidarte jamás sabrá.

Calla el beso sin tus labios,

en cada regreso que trae el viento desoja olvido mi pensamiento,

tu sombra busca en la pared y no descubre amanecer cuando tu ausencia vive en mi silencio.


Me ahoga el frio el ardor y este roció en mi habitación,

donde agoniza mi desconsuelo.


Vuela libre lo pasado, otra vida escribe lo que soñamos entre lo absurdo y lo imaginario.

En un instante de pasión nos despojamos del dolor

y el secreto donde nos amamos.


El mundo es solo una ilusión como un milagro sin explicación entristecido si nos dejamos.