Ámame, tu que puedes seducirme en un solo abrazo eterno,
Pues las horas se terminan y mis sueños no respiran siempre.
Mírame, tú sueles destruirme y armarme nuevo cielo,
Que se nubla y es llovizna se despeja y luego se hace verso.
Y ya vez, quizás tal vez después, son nada más que inciertos
Que reforman a este fuego viejo.
Piensa bien, no debes reducirme a carne y piel soy más que eso,
Pues el cuerpo no responde si es que adentro no hay amor que logre
Enternecer el alma entera siente y su porque, que es el sentir eterno.
Y renaceré cuando termine de pisar el suelo intacto de una tímida mañana con tu ser.
Y no moriré si el viento anuncia que el encuentro no fue exacto y la soledad del alba sigue en pie.
Suéñame, despierta suelta del espacio que nos tuvo presos de los besos y caricias de palabras encendidas.
Siénteme, en cuerpo y alma y así tal vez después emergen seres por adentro definidos deslizando hacia un abismo inicial.
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